Rendición


Observa como despierto encandilada por tus ojos.
Pupilas negras de teatralidad inconmensurable.
Una vida entera albergas en la mirada.
A tus mundos invítame a bucear,
que no temo extraviarme aunque me pierda.

Abre la boca.
Fauces de animal salvaje ahora manso.
Dientes afilados que escurren miel.
Enreda tu lengua en mi mundo y háblame de ti,
no temo morir aunque me devores.

Manos guerreras en brazos de lanza.
Que un día dieron lucha y ahora abrazan.
Ven, tiéndete a mi lado. Tu pecho espera.
No hay rendición para quienes aman,
ni corazón que tema aunque nos palpite el alma.





Entradas populares de este blog

La sábana

Distancia

El paraíso prometido