Rojo como un vestido de noche vestido de fuego Negro como el color de las ganas vestidas con medias de red Blanco como la nada y el todo en medio de las piernas Café como el color del olor de la mañana juntos Alas de ave abiertas al placer de la libertad Viento que despeina la calma y el recato Sorbos de tu boca en mi cuerpo Mi cuerpo alimento del tuyo Sed que escurre y sacia Goce que destila estrellas y firmamento Placer como cielo, pleno.
El fresco matinal en esta ciudad dura poco. No por eso no lo espero, no por eso no lo disfruto, no por eso no me le entrego con los ojos cerrados y el cuerpo desnudo.
Atrasa el reloj para dormir el pensamiento. Me mudaré cuando parezca despertar. Inmóvil en movimientos automáticos. Mecánica de sangre y huesos y carne rasgada y alma dormida. No urge vivir, ya se verá mañana.