Usted disculpe pero esta casa huele a sexo; a pera dulce o a rosa guayaba. Huele a caricias suaves, a piel eriza; a mar bravo y salado. El olor de mi sexo, se pega en las paredes, en los muebles, en las cortinas, y se adhiere a las salas de la memoria. Apenas mueves un poquito y el aroma revolotea, mariposas que en todo se posan. Entre más la ventilo, más se empapa. Esta casa, ésta casa huele siempre a sexo. A veces mío, y a veces, d e algún invitado.
Manjares y otros placeres