a pera dulce o a rosa guayaba.
Huele a caricias suaves, a piel eriza;
a mar bravo y salado.
El olor de mi sexo,
se pega en las paredes,
en los muebles, en las cortinas,
y
se adhiere a las salas de la memoria.
Apenas mueves un poquito y el aroma revolotea,
mariposas que en todo se posan.
Entre más la ventilo,
más se empapa.
Esta casa,
ésta casa huele siempre a sexo.
A veces mío,
y a veces, de algún invitado.
Precioso y la foto, divina
ResponderEliminarMuy bello y encantador
ResponderEliminarMuy bello y encantador
ResponderEliminarMe encantó¡¡¡
ResponderEliminar...se agudizan los sentidos a cada letra e impregnas de tu marina esencia todo.
ResponderEliminarEs usted sorprendente Azafrán. Sencillamente deliciosa su narrativa
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