Distancia
Así empezó todo;
así se volvió nada.
así se volvió nada.
Una cama de sábanas añejas, ya sin ansias.
Un café, dos tazas, cuatro manos que no se tocaban.
Miradas
perdidas, sin ganas de encontrarse.
Cedimos a la dulce mecedora de lo conquistado.
Sin
percatarnos que nos oxidaba la rutina.
Meciéndonos, nos volvimos olas de mares distantes.
Era tanto nuestro silencio que cabían dos cuerpos,
era tanto, que nos volvimos cuatro.