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Mostrando entradas de septiembre, 2016

Buenas noches

La ciudad me recibió como de costumbre con un tráfico pesado y ruidoso y el taxi del aeropuerto cargado de ese olor taladrante de los aromatizantes baratos, obligándome a bajar la ventana para no ahogarme. La ropa ligera propia del calor en Monterrey desentonaba con el clima frío y lluvioso de la Ciudad de México que se coló por los botones de mi blusa erizándome la piel. Los pies congelados fueron mi peor acompañante durante todo el trayecto; y mi refugio, la imagen de un baño caliente lleno de vapor que reconfortara la temperatura de mi cuerpo. El olor suave y armonioso del hotel me dio la bienvenida. Me registré con prisa y subí a la habitación a dejar mi equipaje, darme una ducha  para entrar en calor, para después bajar a cenar algo al restaurante y leer un rato. Al salir del baño era aún temprano. La amplia cama con sus edredones blancos inmaculados me invitaron a reposar la desnudez de mi aun húmedo cuerpo, hasta dejar que la última gota de agua se secara con el ai

Desnuda frente al mar

De pie desnuda frente al mar de loca me condenan.  Pero ¿cuándo se ha visto amor, que mi alma coopere con la cordura?   En la penitencia, el pecado de desearte sin conocerte,  de esperar a que llegues del mar, cuando soy yo la que pensando en ti en ola se convierte.   Me meso en el vaivén de mis caderas haciéndose agua y me deleito al sentirme, aunque no estés.   Inundada de caricias inventadas porque aún no me se las tuyas,  te espero,  hasta que llegues.