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Manifiesto

Mi boca no quiere pronunciar tu nombre, solo te sabe desear.

Me guardo el eco de tus canciones, para cuando te quiera besar.

Mis  manos te acarician en el silencio de la noche, aunque tú no duermas aquí.

Mi sueño inventado.

Mi paraiso particular.

Mi cuerpo ansía el color de tus besos, la caricia de tus  versos, tus ímpetus de frenesí.

Millones de estrellas son testigo del tiempo que paso buscándote entre ellas. Pidiéndote en deseos.

Maravillas de la fantasía, que me mantienen viva de día y me calientan de noche.

Mágica imaginación la mía, que te trae deseoso de mis pupilas y ávido de mis pasiones.

Morir en ti podría, en un vaivén eterno, o en una sola noche. 



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