Mis pupilas
humedecidas por las lágrimas del delirio al ver las tuyas. Profundas, calmadas,
armónicas, tan mías.
Tus manos
abrazando las mías, con suavidad y
firmeza. Tan tuya.
Tú y yo, frente
a frente. Reconociéndonos en el tiempo, en la historia, en esta vida.
Presentándonos sin decir palabras. Dejando que el corazón le llame al corazón y
las almas se asomen por las ventanas del cuerpo.
Nuestros cuerpos
destilando emociones sin prisa, abriéndose paso por cada poro, con calma.
El tiempo no es
tiempo y la eternidad el instante.
Nuestros labios
suspendidos en la ganas de los labios del otro. Susurrando palabras
imperceptibles, suaves, como fondo de música que acompaña el encuentro de dos
almas que se unen a bailar el vals de la
vida.
Sólo con la cadencia se transmite un sin fin de emociones, aunque imaginar es la fuente de todo placer y gloria; he aquí la muestra. :)
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