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Misterios y fantasías.

Ella era un misterio, desde su nombre hasta su identidad.
Un juego.
Nadie sabía de dónde venía y cada uno imaginaba y suponía.
Una fantasía.
Se convirtió en deseo y en la compañía nocturna de muchos placeres.
Le halagaba y excitaba saberse tan deseada. Y al mismo tiempo le parecía una ironía ser tan normal.
Un día, ella creía, que aparecería el que sin muchas preguntas descubriría su identidad, conquistando a la mujer detrás del misterio. Más allá de la miel.
Y entonces, cerraría cualquier idea de revelar el rostro detrás del disfraz.
Dejando que la fantasía se hiciera leyenda, entre medias, encajes y perlas.

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