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Detrás de la pared.


Detrás de la pared, ella.

Mi hermana gemela, mi otro yo.

Jadeos y gemidos arañándome los oídos. Deleitándome la piel a través de la vivencia de su piel.

Sus sensaciones y placeres viviéndolos como míos. En una deliciosa fantasía.

Recreo el momento a través de lo que escucho, queriendo vivir las caricias de él.

Imagino sus manos recorriendo su suave y delicada espalda y su virilidad sintiendo la humedad de su entrepierna. La mía.

Sus bocas uniéndose entre lengüetazos y mordidas. Susurros que se regalan a escondidas.

Sensaciones encontradas.

Celos y placer tocándose las puntas de los dedos en mis entrañas.

Me dejo llevar por el cumulo de sentimientos. Y me abandono.

Dolor, temor, deseo. Todo es gozo. Mis manos se desesperan sobre mi piel.

Quisiera poder tocarlos. Me toco.

Lamer sus cuerpos sudando deseo.

Chupo mis dedos y los mojo en la humedad de mi imaginación que brota entre mis piernas.

Un grito agudo de mi hermana, que es como mío, aumenta mis ganas, abriendo todos mis poros.

El resoplido de su amante contra la pared. Agitado.

Los puedo sentir vaciándose en el cuerpo del otro, en un solo orgasmo simultáneo. Extasiados. Más que nunca.

Ella, excitada jugando a engañar.

Él sintiendo un juego intimo distinto, pero sin sospechar que no es su esposa con quien está, si no su hermana.
 
 

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