Ir al contenido principal

Gratitud.

Cálido encuentro de mi cuerpo con tus manos.
Caricias  toscas que me despiertan el deseo de ser poseída.  
Tus ojos contemplándome. Tiemblo.
Mi cuerpo sintiéndose papel al viento ante tus pupilas negras imperturbables. No sé si sonreír o sólo dejarme admirar.
Como si adivinaras mi pensamiento, eres tú el que sonríes y en tus ojos se dibuja un brillo de ternura.
Te acercas hasta mi oído y susurras muy despacio lo que a continuación vendrá. Regocijándote de mi piel que se eriza con cada palabra tuya.
Con soltura y maestría me atas los pies y las manos a la cama. Mi voluntad está atada a la tuya desde mucho antes.
-          Cierra los ojos, murmuras con firmeza. Y una tela suave me los cubre con delicadeza.

Silencio. La espera.
Inquietud y placer se entretejen en mis entrañas.
Mi mente se retuerce agitada, desconfiada de no tener el control. La calma que se vuelve tortura en mi cuerpo que desea la acción de tus manos.
Algo suave recorre mi vientre. Me tenso. Agudizo mis sentidos intentando adivinar. No son tus dedos, ni es tu lengua.
Me arqueo levantando mis caderas de la cama y tiro sin querer de las cuerdas que atan mis pies. Me recuerdo vulnerable, a merced de tus deseos y me excito.
Lo notas, pero no te inmutas. Continúas con caricias despertando mi piel.
Quiero adivinar qué es lo que me toca. Me libero de todo pensamiento que me limita y me permito solo sentir.
Una rosa me roza y el cuerpo me vibra.
Me relajo, y suavemente acaricias piel y alma.
Disfruto.
Espero.
Sé que falta mucho más.
Imagino tu miembro irguiéndose.
Tu mano araña mis muslos, acercándose a la entrepierna y despertándome de mis ensueños. Tu boca se apodera  de mis senos, lamiéndolos, succionándoles gemidos. Mi boca abierta, con ganas de ti.
Sin hablar te demuestro mi devoción.
Gemir como elevar plegarias al cielo. El paraíso de dos cuerpos en el arte de una misma ambición. Desembocar pasiones, convertirlas en oraciones de jadeos entrelazados con  susurros.
Minutos de efusión.  Calor que quema. Deseos que arden y se derriten como cera que cae sobre nuestros cuerpos para volver a fundirse en la piel.
Te escucho jadear. Lo celebro mientras trato de imaginar tu mirada sobre mi cuerpo. Adivinar lo que estas pensando y  que tanto te excita.
No busco mas, acallo mi mente y solo me entrego. Mi única manera posible de complacerte.
Lo has notado y me bañas en un chorro de agradecimiento, cálido y espontáneo.
Mi rostro se baña de gratitud y mi cuerpo se desploma satisfecho del arte de entregarte al amar.

Comentarios

  1. Y hoy desayune con tus letras, -que delicia!-, ahora toca ver que hago con este fuego que provocastes en mi!!!

    Me encanto, simplemente es maravilloso leerte.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Hermosa...que bella descripción, súper erótica y sensual, con ese compas de espera que sabes poner imaginándote al máximo lo que haz de hacer... se que eres el deseo y los gemidos mismo, para atender mis inagotables ganas de seducirte y tenerte, y lo has notado y te baño en un chorro de agradecimiento, cálido y espontáneo, que diario quiero agradecerte de entregarte a mi amor...besos hermosa

    ResponderEliminar

Publicar un comentario