Ir al contenido principal

El compositor y su musa

Mi cuerpo abierto esperándote en aparente calma. El corazón cerrado de tanto olvido. Escucho tus pasos por el pasillo, firmes, sin titubeos. Mi corazón palpita aceleradamente y mi respiración se agita. Te me escurres en recuerdos de otro encuentro, de un pasado que se torna presente en mi piel. Cierro los ojos, no quiero verte llegar.
Siento las yemas de tus dedos despertándome el deseo de la piel. Suspiro. Un gemido y todos los poros se abren para ti, ansiosos de tus caricias.
Princesa, susurras en mi oído. Y mis ojos se abren, sumergiéndose en las olas azules de los tuyos, volviéndome mar por dentro y por fuera.

Tu mano suave en mis pies, tus dedos subiendo por entre mis piernas, escribiendo de nuevo una historia, un corto cuento, que en  minutos se vuelve eternidad. Mis labios se abren, mi garganta se cierra, tu boca la cubre y la inunda de palabras sin pronunciar, mientras que tus dedos siguen haciendo música. Las partituras de mi sexo se abren, para ser tocadas por tus notas, todo baila. 

Un DO mayor se acomoda en mis entrañas, el cielo resplandece, se vuelve paraíso, una orquesta de flautas y trombones en el interior... el toque del violín diestro entre tus dedos, y un gemido que reúne todas las notas hoy escritas mojan al compositor y a su musa.


Comentarios

  1. Wow... me gusto mucho que usaras "Princesa"... es super tierna y sensual esta historia...

    ResponderEliminar
  2. "Pricesa" siempre será miel, en los oidos de una mujer... Gracias por ser parte de este espacio!

    ResponderEliminar
  3. ¡¡Que maravilla!! No conocía esta faceta tuya como escritora, poeta ...es un placer disfrutar de estos relatos... ¡¡Bravo mi reina!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario