Amante, novia, compañera, esposa, amiga, todo eso soy cuando en el espejo me veo y me digo te amo. Una mirada de reojo al espejo que me cautiva, ahí estoy sola ante mí, inundándome de caricias con la mirada, a veces severa y callada, otras veces dulce y apasionada, me dejo llevar hasta lo mas hondo de ese río de vaivenes de sensaciones y se me eriza la piel de pensarme, de recordarme las caricias que tan profundamente me regalo. Me satisface la dilatación de mis pupilas, y me deseo el deseo de mis fantasías locas, atrevidas, casi perversas. Rozo el reflejo del deseo en el espejo y me acaricio la soledad en mi compañía. Me recorro con la mirada y me desvisto con los ojos, mis manos se deshacen de la ropa, dejándola caer al suelo, osada y sugerente. Suspiro, ahogando la respiración extasiada, me deseo y lo sé, me abro ante mi propia imagen y me le entrego sin reparos. Mis manos se posan en mi cuello, bajando suavemente por mi pecho, cierro los ojos, me siento, me disfruto, me
Manjares y otros placeres